El Instituto Italiano de Cultura, en colaboración con el Consulado General de Italia de Rosario, el Museo Nacional de Bellas Artes y de Mirada Distribution presenta un un ciclo de películas italianas, muchas de las cuales no pasaron por los cines de nuestro país. Se trata de obras notables que recorren una gran variedad de géneros, desde la comedia hasta el drama, desde la competencia deportiva hasta el policial, y reflejan la enorme diversidad y calidad actual del cine de Italia. La selección, a cargo del Museo Nacional de Bellas Artes, tiene como eje la búsqueda de la universalidad, qué es lo que tiene para decir la pantalla italiana respecto del mundo a partir de sus personajes, de sus formas de decir y de mostrar. Se trata, sobre todo, de películas que expresan además el placer por contar con la imagen y el sonido. Desde la experimentación euforizante hasta el más crudo de los realismos, estas películas italianas, pertenecientes a una cinematografía que ha sido pionera en la creación de formas ya desde el mismo inicio del séptimo arte, representan también la esperanza de que el cine siga vivo en épocas donde tal supervivencia se plantea entre signos de interrogación.

Cómo ver las películas

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BUONA VISIONE!

VELOZ COMO EL VIENTO

Duración: 119 min.

País: Italia

Dirección: Matteo Rovere

Guion: Filippo Gravino, Francesca Manieri, Matteo Rovere

Música: Andrea Farri

Fotografía: Michele D'Attanasio

Reparto: Stefano Accorsi, Matilda De Angelis, Roberta Mattei, Paolo Graziosi, Tatiana Luter, Rinat Khismatouline, Lorenzo Gioielli, Giulio Pugnaghi

La familia De Martino siempre ha tenido la pasión por los motores corriendo por sus venas. Mario, el cabeza de familia, se ve forzado a despejar el camino para la muy joven y talentosa Giulia, su hija. A ella se unirá su hermano mayor Loris, ex-piloto, poco fiable ahora pero que conserva un agudísimo sentido para trayectorias y motores. Juntos deberán regresar a la carrera, mientras intentan escapar de sus propios demonios y aprenden lo que significa y lo duro que puede llegar a ser el ser una familia.

Aunque parezca raro en un mundo global donde muchas cuestiones tradicionales se ponen hoy en tensión y discusión, la familia está de moda y la mirada interrogadora sobre ella es casi una ley. Aquí hay una familia y hay diferencias, y hay una perfecta excusa -tensa, peligrosa: el automovilismo- para obligar a estos personajes a vivir unos en función de otros. De allí que las carreras de autos sean una metáfora -nunca una alegoría, mucho menos un recurso artificial para aleccionar o inyectar drama sintético- de las relaciones en esen grupo de personas. Hoy, cuando las secuencias de acción parecen mandar como único sostén del espectáculo cinematográfico, resulta refrescante que sean nudos de emociones, puestas en escena externo de procesos internos, como en esta película, de noble y clásica tradición narrativa.