En el ámbito del arte se pregona la coexistencia simultánea de tres categorías de artistas: los que están en el pináculo de la celebridad, los desplazados y los jóvenes iconoclastas. A esta última categoría pertenecieron Los Beatles. Al decir del autor: “la impronta beatle vino a darle al mundo, dolorido por el horror de las guerras y la desigualdad, un dulce bálsamo para restañar las heridas con un mensaje de paz y amor, de esperanza para un mundo mejor para todos...”.
Carlos Rivas Wilsen nos acerca a una época cuyo origen remite al siglo XIX, cuando el puerto de Ingeniero White se llamaba Nueva Liverpool y aún no asomaba la música de los nacidos luego en el Liverpool de Inglaterra. Este primer vínculo de orden geográfico derivaría -casi con naturalidad- en un segundo vínculo: la irrupción de sonidos viajeros. Sonidos que contagiarían, por estos lares, no solo a músicos argentinos en general, sino a bahienses en particular.
Asimismo, Rivas Wilsen nos muestra el complejo período que vivió el cuarteto inglés a través de hechos cronológicos, personajes, abordajes musicales y anécdotas varias.
En suma, Los Beatles y su impacto atemporal en nuestros corazones.