Es una obra que propone un recorrido por nuestras tradiciones más íntimas y más sensibles. Retoma en la metáfora aquellos lugares más lejanos donde alguna vez nos llevaron nuestros caminos. El exilio no como la idea de estar en otro lugar, sino más bien, exilio de no estar en ningún lugar o en todos y nunca poder sentirse completo…”es como caminar por una ciudad sin visitar a nadie más que a una misma”...

Al mismo tiempo, la voracidad de la obra va casi en una línea paralela buscando dilucidar el proceso creativo que la fundó y le da existencia, tocando fibras delicadas que tienen que ponen en crisis el arte, sus mecanismos de producción, la escena como territorio de guerra y salvación.

Es una obra que tiene el propósito principal plantear preguntas y abrir puertas al público, interpelando, interactuando y buscando la identificación.

De lo íntimo a lo público, de lo prohibido a las buenas costumbres. El exilio, el provincianismo y la comunidad artística.